Las pausas activas son una forma muy eficiente de adquirir un hábito saludable. Nosotros los seres humanos somos animales de costumbres y cada una de nuestras acciones o decisiones en el diario vivir es producto de un hábito.
En teoría, el hábito no es más que un comportamiento aprendido que resulta de una práctica habitual o rutinaria. Esto tiene que ver con la capacidad evolutiva que posee nuestro cerebro para ahorrar energía con el fin de ser más eficiente a la hora de ejecutar tareas.
En otras palabras, nuestro cerebro automatiza una conducta con el fin de ahorrar esfuerzo, tiempo y energía. Esto nos permite desviar nuestra atención hacia tareas nuevas o más complejas.
A pesar de esto, los hábitos se pueden cambiar o reemplazar, sin embargo para lograrlo se requiere de tiempo y esfuerzo. Es decir, que para lograrlo requeriras de disciplina y persistencia.
Esto quiere decir que entre más realices pausas activas, mayores serán las probabilidades de insturar un hábito saludable. Claramente, esto tendrá un impacto positivo a largo plazo en tu calidad de vida.
Ahora, para lograr esto existen diversas estrategias que puedes utilizar para crear o modificar un hábito. Una de las estrategias más efectivas que puedes aplicar es la de la regla del blucle del hábito.
¿En qué consiste esta regla? De acuerdo a esta regla, puedes crear y consolidar un hábito en tres pasos.
En primer lugar está la señal, que informa al cerebro para activar el piloto automático y el hábito que ha de usar. Luego está la rutina, esa conducta que puede ser física, mental o emocional. Por último está la recompensa, que ayuda a nuestro cerebro a decidir si vale la pena recordar en el futuro esta conducta.
Este proceso se vuelve automático con el tiempo, a tal punto de formar el hábito. Si el objetivo es modificar un hábito o rutina, la clave está en usar la misma señal y proporcionar la misma recompensa.
Por eso, identifica las situaciones típicas en las se produce ese hábito (señal) y después identifica qué se siente después de éste (recompensa), que puede ser un estímulo físico.
Una vez lo hayas hecho, el siguiente paso será desarrollar una respuesta (nueva rutina) que proporcione la misma recompensa. Recuerda, la clave está en terner persistencia y paciencia.
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